Nuestra civilización no se puede entender sin el concepto del perdón, que la propuso la Iglesia Católica; por ende, no se puede entender esta civilización sin sus bases católicas.
El perdón evita toda incertidumbre del futuro.
Se perdona al que ha hecho la maldad, pero la maldad si que es imperdonable.
Conozco a todos mis acusadores, día llegará el momento que vosotros
también los conozcáis. Pero en mi comportamiento habéis de encontrar ejemplo, no
por ser míos, sino porque, muy cerca de la muerte, me siento también muy próximo
a Jesucristo Nuestro Señor. Y mi comportamiento hacia mis acusadores es de
misericordia y perdón. Sea esta mi última voluntad, perdón, perdón y perdón…
Pero la indulgencia que quiero vaya acompañado por el deseo de hacerles todo
el bien posible. Así que pido que me venguéis con la venganza
del cristiano, devolviendo mucho bien a los que han intentado hacerme mucho
mal.
Bartolomé Blanco M
Para los no creyentes, el tratar de reconstruir y recomponer el pasado es el modo de inmoralidad esencial. Solo perdona realmente, quien es capaz de concebirse como sujeto embotado e indiferente.
El lenguaje del perdón es siempre diáfano cuando se habla desde los mártires. Será siempre complicado cuando hablan los filósofos. El perdón es básico para construir categorías ciudadanas, por eso existe el ciudadano cristiano.
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